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Trastorno de la Personalidad

Un trastorno de la personalidad se define como “un patrón permanente e inflexible de experiencia interna y de comportamiento que se aparta acusadamente de las expectativas de la cultura del sujeto”. Este patrón suele abarcar el nivel cognitivo (formas de pensar, percibir…), afectivo (formas de sentir o experimentar las emociones), y social (manera de interaccionar con los otros), además del control de impulsos.

Los trastornos de personalidad suelen manifestarse desde la adolescencia y se prolongan a lo largo del tiempo, siendo generalmente inflexibles y afectando a un amplio espectro de situaciones sociales y personales.

Suelen estar asociados a un elevado sufrimiento, tanto en la persona que lo padece como en sus familiares, ya que se produce un gran deterioro en muchos ámbitos de la vida de la persona, como el laboral o social.

Se dividen en tres grupos:

Grupo A:

# Trastorno Paranoide de la Personalidad

# Trastorno Esquizoide de la Personalidad

# Trastorno Esquizotípico de la Personalidad

Grupo B:

# Trastorno Antisocial de la Personalidad

# Trastorno Límite de la Personalidad

# Trastorno Histriónico de la Personalidad

# Trastorno Narcisista de la Personalidad

Grupo C:

# Trastorno de la Personalidad por Evitación

# Trastorno de la Personalidad por Dependencia

# Trastorno Obsesivo Compulsivo de la Personalidad

Cada uno de ellos tiene unas características y síntomas asociados que se pueden abordar desde la psicoterapia, trabajando ciertos aspectos que permitan que la persona tenga una mejor calidad de vida y mayor estabilidad.

En ocasiones los familiares también necesitan tener su terapia individual para tener un espacio en el que desahogarse, donde puedan sentirse acompañados y recibir pautas que les ayuden a gestionar la relación con la persona que padece el trastorno.

Muchos de los trastornos mencionados tienen una sintomatología parecida, algunos se solapan entre sí.

El trastorno límite de la personalidad se caracteriza por una gran reactividad e inestabilidad a nivel emocional, un sentimiento crónico de vacío, conductas dirigidas a la evitación del

abandono, alternancia extrema y absoluta en cuanto a los sentimientos hacia los demás pasando de la idealización a la devaluación del otro. Estas personas suelen ser muy intensas y tener muchas dificultades para controlar sus impulsos.

El Grupo C, es el de los ansiosos o temerosos. Todos ellos tienen en común la inseguridad. Quienes padecen el trastorno evitativo de la personalidad sienten un gran temor hacia el rechazo o la humillación por parte de los demás, por eso tienden a evitar las interacciones con otras personas. Por el contrario, en el caso del trastorno de la personalidad por dependencia es característico que la persona presente grandes dificultades para tomar decisiones por sí misma adoptando una actitud pasiva e incluso sumisa, necesitando siempre a los demás en cada una de las áreas de su vida. Por último, en el trastorno obsesivo compulsivo de la personalidad se relaciona con las personalidades perfeccionistas, minuciosas, centradas en el detalle caracterizadas por una rigidez que en muchos casos puede llegar a bloquear y ser desadaptativa.

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