¿Tu hijo/a dedica muchas horas a preparar los exámenes y su rendimiento es muy bajo o no se corresponde con el esfuerzo que invierte? ¿Te pasas las tardes ayudándole con los deberes? ¿Ha empezado a aborrecer los libros y presentar desmotivación hacia las tareas escolares?
Es posible que tu hijo/a presente un Trastorno Específico del Aprendizaje y ése sea el motivo por el que, a pesar de poseer una capacidad intelectual promedio, presenta dificultades que están interfiriendo notablemente en su rendimiento escolar. Estas dificultades suelen aparecer en distintas áreas, aunque con frecuencia un área es la más afectada y perturba la adquisición del resto de materias escolares. Las más comunes son las que tienen que ver con la dificultad en la adquisición de la lectura (dislexia), la escritura (disgrafía/disortografía)o el cálculo (discalculia). No obstante, conviene realizar un adecuado diagnóstico diferencial que nos permita descartar que no se trata simplemente de un bajo rendimiento escolar.
El origen de dichas dificultades es desconocido, aunque parece estar asociado a factores neurobiológicos con una importante carga hereditaria, motivo por el que, a menudo, muchos de los padres y madres reconocen en sus hijos experiencias que les resultan familiares. También se sabe que este trastorno es más frecuente en varones y que, cuando no es diagnosticado y tratado de manera temprana, causa “fracaso escolar” en un 40% de los casos, ya que la mayor parte de los conocimientos escolares se adquieren a través del aprendizaje de la lectoescritura. Asimismo, cuando las dificultades no son tratadas y persisten en el tiempo, suelen producir desmotivación hacia los aprendizajes y sentimientos de culpa, vergüenza, desesperanza o tristeza entre otros.
Sin embargo, cuando el diagnóstico es temprano y el tratamiento adecuado, se pueden remediar o aprender a compensar las dificultades, casi por completo, en la mayoría de los trastornos del aprendizaje.
Si observas en tu hijo/a varios de los siguientes síntomas durante un período de tiempo prolongado, puedes ponerte en contacto con un especialista que diagnosti que o descarte la existencia de un posible Trastorno Específico del Aprendizaje:
Durante la Educación Infantil
- Presenta problemas de pronunciación, no se le entiende al hablar o le cuesta entender preguntas u órdenes sencillas.
- Suele ser torpe, tiene un equilibrio pobre, le cuesta realizar actividades como atarse los botones, ponerse los zapatos, dibujar o recortar.
- Le cuesta memorizar los días de la semana, el alfabeto o los números, así como dificultades para retener conceptos básicos como color, tamaño o forma y/o presenta problemas para recordar las rutinas diarias.
- Se distrae con mucha facilidad, le cuesta permanecer atento en una tarea o juego y/o presenta una excesiva actividad motora.
- Prefiere jugar solo o le cuesta interaccionar adecuadamente con iguales, presenta cambios bruscos en el estado de ánimo, se frustra con facilidad y/o le cuesta cambiar de idea o actividad.
Durante la Educación Primaria
- Presenta constantes errores al leer o escribir, dificultades para aprender la correspondencia entre sonido y letra, o a la hora de recordar palabras básicas.
- Confunde los signos matemáticos, la posición de los números en las operaciones o problemas para memorizar conceptos matemáticos. Le cuesta aprenderse las horas o manejar cantidades pequeñas de dinero.
- Es poco ágil en los deportes o presenta poca coordinación.
- Suele mostrarse despistado, le cuesta finalizar las tareas a tiempo, seguir varias instrucciones o se queja mucho ante los cambios repentinos.
- A nivel social presenta algunas dificultades a la hora de relacionarse, entender gestos o situaciones sociales, o tendencia a malinterpretar los comportamientos de los demás.
Durante la Educación Secundaria
- Evita leer o escribir, suele perder información cuando lee un texto o le cuesta comprenderlo, sus producciones orales o escritas son pobres y escasas, y/o presenta dificultades para aprender lenguas extranjeras.
- Presenta dificultades para comprender información abstracta o problemas y a la hora de aplicar las destrezas matemáticas aprendidas.
- A menudo le cuesta organizarse, tomar apuntes, es lento o impreciso en los exámenes, y/o le cuesta corregir su trabajo cuando se le indica.
- Le cuesta entender el punto de vista de los otros, aceptar críticas o negociar.
Finalmente, si después de leer esta información tienes dudas o te gustaría informarte sobre el proceso de evaluación no dudes en contactarnos. En estos casos, el procedimiento a seguir consiste en la realización de una valoración psicopedagógica completa del niño/a o adolescente, en donde se evalúan sus puntos fuertes y débiles a nivel intelectual, así como las áreas en
las que presenta dificultad (lenguaje, atención, lectura, escritura etc.) por medio de la aplicación de las pruebas psicométricas que sean necesarias. Tras la valoración, se establece un plan de intervención individualizado y se trabaja de manera coordinada con la familia, así como con la escuela y los distintos profesionales implicados, siempre que se considere oportuno.
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