Miedos, ansiedad y depresión

Las emociones son reacciones intensas que experimentamos ante distintas situaciones y que nos sirven para adaptarnos al medio en el que vivimos. Cada emoción cumple una finalidad concreta y es importante aprender a identificarla, saber qué la causa, y cómo gestionarla de manera apropiada.

Cuando los niños/as o adolescentes se ven desbordados por sus emociones y presentan dificultades para expresar sus sentimientos o preocupaciones, sus vidas se ven limitadas y evitan enfrentarse a algunas actividades cotidianas propias de su edad, pudiendo repercutir negativamente en el establecimiento de un desarrollo sano y equilibrado.

Además, debido a la falta de madurez emocional, la expresión de sus emociones a menudo difiere de la de los adultos, pudiendo manifestar el miedo, la ansiedad o la tristeza, por medio de llamadas de atención, rabietas, llantos, regresiones (volver a conductas ya superadas como

succionar el chupete, volver a mojar la cama, etc) y/o somatizaciones (síntomas físicos como dolores de cabeza, mareos, dolores de estómago), en vez de compartirlas por medio de la palabra, lo que a veces dificulta a los adultos entender al niño/a y ayudarle satisfactoriamente.

Los siguientes síntomas pueden advertirte de la presencia patológica de una emoción en tu hijo/a cuando persisten de manera prolongada en el tiempo, y alteran significativamente el funcionamiento en su entorno:

Miedos

  • Si después de los 2 años de edad sigue presentando miedo excesivo ante la posibilidad de separarse de sus padres.
  • Si después de los 8 años de edad sigue presentando miedo excesivo hacia los animales, la oscuridad, las tormentas, los médicos o las criaturas imaginarias.
  • Si después de los 12 años de edad sigue presentando miedo excesivo ante los accidentes, las catástrofes, hacer el ridículo, ser excluido socialmente o suspender exámenes.

Ansiedad

  • Ante la separación física de la figura principal de apego (cuidador/a primario), anticipando que le puede suceder algo malo cuando se separa de él/ella, negándose a ir al colegio y/o presentando pesadillas o dolores físicos cuando anticipa tal separación.
  • Ante la posibilidad de ser valorado negativamente por los demás, ser rechazado o ante la posibilidad de ofender a otros o a hablar en público.
  • Ante múltiples preocupaciones en su día a día que, normalmente, giran alrededor de la aprobación de los demás, sentirse poco competente, sentir miedo excesivo ante eventos futuros y otras situaciones nuevas o poco familiares.
  • Ante un determinado estímulo, mostrando excesivo miedo, agitación, sudoración, malestar estomacal e hiperventilación.
  • En episodios puntuales en los que experimenta un gran malestar, sintiendo que se va a morir a causa de la presencia de temblores, náuseas, mareos, sensación de ahogo etc.
  • Ante determinadas situaciones como el uso del transporte público, lugares abiertos o cerrados, cuando está en una multitud, fuera de casa o si está solo.
  • En determinados momentos o ante situaciones concretas exhibe miedo excesivo a hablar delante de los demás y restringe el habla.

Depresión

  • Presenta un ánimo bajo y se siente triste la mayor parte del tiempo.
  • Ha perdido el interés o el disfrute por actividades que antes le gustaban.
  • Se muestra irritable o llora con frecuencia sin motivo aparente.
  • Permanece cansado, tiene problemas en el sueño y/o dificultad para concentrarse.
  • Se siente culpable, presenta pensamientos negativos, excesiva autocrítica y/o ideación suicida.
  • Se encuentra mal físicamente sin existir una causa médica que lo explique.

La intervención psicológica que se realiza en estos casos, dependerá del tipo de emoción que predomine en el niño/a o adolescente, pero perseguirá dos objetivos comunes. Por un lado, dotar al menor y su familia de psicoeducación que le permita comprender el origen que ha causado su malestar, lo que lo está manteniendo y cuál es el procedimiento que conduce a su mejora. Por otro lado, emplear técnicas cognitivo-conductuales de modificación de conducta, de condicionamiento operante, de entrenamiento en habilidades específicas, técnicas cognoscitivas y técnicas de respiración y relajación, con el objetivo de disminuir la presencia del síntoma y que aprenda a canalizar la emoción que le está perturbando.

Todos los artículos que aparecen la web pertenecen a Paz de Roda Centro de Psicología y están protegidos por los derechos de autor y normativas concordantes. Su uso está limitado a la lectura, no pudiéndose explotar, reproducir ni difundir sin señalar la fuente y sin pedir autorización expresa al centro.